Reflexiones y anécdotas "humorísticas" de KIKITO, un niño kirchnerista y preadolescente que, para su desgracia, está en pleno período de crecimiento e ingresando al mundo que le dejaron los adultos
martes, 24 de septiembre de 2013
¡¡¡ A CORRER QUE VIENE GRASSI !!!
Parece que después de que el Papa dijo que no había lugar para los pedófilos en la iglesia, la curia nativa se dio cuenta que en estos pagos andaba uno libre y le soltó la mano. Me refiero al cura Grassi quien, gracias a la gestión del obispado de Morón, no solo había logrado burlar la condena por abuso y corrupción de menores, sino que además consiguó hospedaje justo enfrente de su fundación denominada, irónicamente, “Felices los niños”.
Esta situación casi de convivencia entre el victimario y las víctimas me resulta tan absurda y peligrosa como dejar al lobo al cuidado de las ovejas.. aunque parece que ahora se va a revertir. Si les parece que exagero, les cuento algunas anécdotas del curita violador:
# En medio de una manifestación antiaborto, el orador exclama:
-No podemos permitirlo, pobres criaturas …tan indefensas, puras, hermosos angelitos …
Y Grassi, comenta: Callate, por favor, que me estoy excitando
# En una entrevista que le dio a su amigo Raul Portal, el cura confesó que dialogó con Dios para pedirle que deje que los de sotana puedan tener sexo y que como respuesta recibió: “OK Pero solo con mujeres y mayores de edad …”. Tras lo cual, contestó: “¡Vos siempre complicando las cosas!”
# En uno de sus libros, Grassi sostuvo que si alguna vez tuvo algún pequeño desliz sólo fue por “obediencia debida”. Así narró dos hechos para justificarse:
1.- En la parroquia, estaba a punto de tener contacto carnal con un niño. Mira al cucifijo y le pregunta al de arriba: “¿Lo hago o no lo hago?” … y Jesucristo le responde: “¡Dale! ¡ Pero sácame los clavos que me sumo a la joda…!”
2.- Estaba de visita en el Vaticano, cuando fue testigo de que un pequeño le dice al Papa: “Eminencia, quiero besar su anillo!” …a lo que aquel le responde: “¡Pues, claro, pero no hables con disminutivos!”
Antes de culminar la nota, quiero contarles algunas experiencias personales:
De pequeño fui monaguillo pero enseguida me desencanté. Yo siempre bregué por la igualdad y la justicia, pero la Iglesia solo se preocupa de lo que vendrá y no de lo que sucede ahora. En eso, los sacerdotes se parecen a las piernas de las mujeres: te prometen la felicidad pero un poco más arriba.
Además yo siempre fui muy ansioso y apurado. Con decirles que cuando el sacerdote rezaba el Ave María diciendo “ …y bendita tu eres …”, yo ya estaba entre todas las mujeres..
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