El sindicalista anda movilizando a su tropa para que el gobierno no saque la ley que favorece a los trabajadores rurales.
Si hacemos un poco de historia, veremos que tanto Venegas como camperita amarilla Olmedo, se inspiraron en medio Oriente sobre la forma de tratar a los empleados.
La primera conclusión que sacaron de su estadía en Japón y China fue que sus habitantes al ser de escasa estatura son sumisos y fáciles de controlar. Por ejemplo: Olmedo quedó encantado con los taxis "a tracción sangre humana": una especie de sulky tirado por un hombre y que atrás puede llevar hasta a dos pasajeros. Sólo se enfadó un poco cuando era transportado en uno de esos carruajes y el chino conductor cayó desmayado por el calor. "¡Puta madre! Justo ahora que estoy apurado se me viene a pinchar el chino!" -exclamó el diputado.
Inspirado en esas experiencias, al llegar a sus pagos se apuró en rebautizar a su finca como "La cabaña del tío Tom". Y empezó a contratar a obreros santiagueños desnutridos y débiles de salud (que le hacían recordar a los chinitos sometidos) para que trabajen para él como esclavos.
Sin embargo, una tarde se le apersonó uno de ellos, que se autodenominó delegado y que no tenía nada que ver con con el sindicato de peones rurales del Momo (su socio en la explotación).
- "Oiga, don Olmedo -le dijo-. ¿Ud no sabe que la esclavitud está abolida desde 1813?".
- "Ah, mi hijo. Yo no se nada. A estos recónditos lugares llegan muy tarde las noticias".
- "¿Y por qué le están pegando a Ramón, solo porque reclama su paga? ¿Acaso no escucha como grita: ay ... ay ...ay?".
- "¡Pero como son uds! De todo se quejan. Si lo hago callar a Ramón, también van a decir que tampoco tienen libertad de expresión aquí. ¡Déjelo que se manifieste, hombre! Y les digo más: no me sigan provocando con eso de que los trato como esclavos porque cierro el campo y los vendo a todos en la plaza del pueblo".
No hay comentarios:
Publicar un comentario