LA COMEDIA ARGENTINA CANDIDATA AL "PINOCHO DE ORO": "La jueza Sar-miento y su pobre angelito".

Tras el intento de arresto de su padre, la jueza declaró a la prensa lo siguiente:
"Papi tiene 84 años, sufre de Parquinson y está postrado en una silla de ruedas. Esto es una venganza del gobierno que se aprovecha de un hombre indefenso".
Lo que no dijo la jueza es que parece que ella también está jodida de salud, al menos está perdiendo la memoria ya que "su pobre angelito" en los años setenta, en la provincia de Misiones, era conocido como "el rey de la picana". Así que si este 24 de marzo la Sar-miento pretende no ir a trabajar por el feriado, sería conveniente que refresque un poco su "memoria".
Esta noticia me sirve para contarles un cuentito al que titulé: "EL SEÑOR GORILA".
- "Había una vez ... hace mucho tiempo ... un mono llamado Lito al que le gustaba mucho la guerra.
Aspiraba a ser un héroe y a quedar inmortalizado en el bronce o como una estatua famosa cerca del obelisco; de allí lo de mono Lito.
Pero parece que ahora, de anciano, ha cambiado mucho y sólo le interesa hamacarse en su mecedora a recordar viejos buenos tiempos. Pero, antes de referirnos a los últimos días del mono, voy a recordarles un poco su historia.
De chico, Lito era muy solitario, casi no tenía amigos y siempre jugaba solo ... hacía "la del mono". Se ve que inspirándose en este personaje, la Real Academia del lenguaje asoció definitivamente a mono con uno. Por ejemplo: "monopatín" (un solo patín), monotributo (un solo impuesto), etc.
Al crecer, Lito no tuvo más remedio que compartir sus pasatiempos con todos sus hermanitos,
que no eran una monada, ni por feos ni por monos, sino más bien una conejada ya que su madre tenía un crío tras otro.¡ Cuántas desgracias nos hubiéramos evitado si en vez de pretender un pedestal para él, Lito la hubiera puesto a su madre en lo alto para que su padre no la alcanzara!
La mamá a veces le encargaba a Lito que cuidara de sus hermanitos. En una ocasión, lo descubrieron apuntándole con una carabina a uno de ellos. "Le estoy curando el hipo" -se justificó.
De muchacho, nuestro querido personaje se fue transformando en más violento aún. Con decirles que jugaba al poli-ladron con policías y pibes chorros de verdad.
En la edad adulta, para canalizar su agresividad en tareas más nobles y altruistas, sus padres lo enrolaron en el Ejército. Su primer destino fue participar como fuerza de paz en la contienda entre israelitas y palestinos. Así conoció el "Muro de los lamentos" (ese que los árabes construyeron y que los judiós abandonaron sin pagar su parte de la medianera). Allí se dedicó a dispararles a los dos grupos por igual pues no tenía vocación para la paz. Su razonamiento era más o menos así: "Yo no me la pasé en los cuarteles aprendiendo a matar para que ahora solo me usen como observador. Además, estos tipos me tienen repodrido ..¡hace siglos que se vienen peleando! ¿por qué no arreglan sus diferencias como buenos cristianos y listo?".
Debido a los desastres que hizo en el campo de batalla, a Lito no le quedó otra salida que convertirse el desertor. Empezó a trabajar por su cuenta como asesino a sueldo hasta que consiguió enrolarse en la Armada inglesa. Corría el año 82 y pudo regresar al país con la flota que usurpó nuevamente las Malvinas.
Tras las escaramuzas, Lito y varios de sus amigos optaron por quedarse definitivamente en la Argentina. Es que a los piratas les encanta el whiski escosés y las aguas argentinas ... y Galtieri los convenció que aquí tenían las dos cosas.
En estas tierras, Lito se convirtió defenitivamente en un sr Gorila y fue ascendido a coronel en reconocimiento a su brillante idea: en los desfiles de la época de la dictadura a los colimbas hay que darles armas que no funcionen para que no se tienten y le tiren a alguno de la junta militar.
Y colorín, colorado, a los zurdos he exterminado, diría Lito".
Voy a culminar la nota, recordándoles que ahora que el coronel fue visitado por sus compañeros de armas, reaccionó igual que ese amarrete y cobarde que se escondió en el baño del avión que se estaba por venir a pique. Más tarde, al ver a los miembros de la Cruz Roja que intentaban auxiliarlo, exclamó:
"¡Yo ya colaboré!"
PD: Toda coincidencia entre el cuento y la realidad no es casualidad