sábado, 16 de enero de 2010

Cuerpos tatuados

Este año parece como si mi hermanita se hubiera llevado los deberes hasta la playa. Es que al estar en la edad en que quiere aprender a leer, cada vez que ve pasar a una persona tatuada, pregunta: "¿Y allí que dice?". Ella me inspiró para escribir la nota acerca de los cuerpos tatuados. Lo primero que se me ocurre es: ¿cuándo se darán cuenta los adultos de los malos ejemplos que nos dan? Resulta que ahora mamá no tiene argumentos para imponerse ante Lucila cuando ella se escribe el cuerpo. "¿Y si lo hacen los grandes por qué no puedo hacerlo yo?" -es la respuesta de Lu ante cualquier inteno de represalia. Los problemas ya vienen desde el año pasado en el jardín. Una vez la maestra la descubrió garabateando con crayones las paredes de la sala. La increpó duramente: "Eso no se hace...¿te gustaría que yo fuera a tu casa y te escribiera todas las paredes?" "No va a poder, seño...eso ya lo hice yo".
Mi abuelo sostiene que la cuestión del tatuaje no es de ahora, considera que los iniciadores de este arte fueron los maestros de antaño que adherían a la teoría: "la letra con sangre entra". Yo no puedo decir si es doloroso porque nunca me tatué, pero mi hermano sí. Al preguntarle si provocaba dolor, me respondió: "Y... más o menos. Hay que bancárselo pensando que peor sería que te estuvieran tatuando el rostro de tu suegra".
Mi papá, en cambio, afirma que el antecedente más cercano del tatuaje son las calcomanías. Parece que en esa época los pibes se pegaban tantas que sólo deseaban crecer para tener más lugar en el cuerpo para pegarse dibujitos.
De lo expuesto se desprende que no soy un experto en el tema, pero como sí soy arriesgado, les voy a dar una serie de consejos:
- Si tenés mucha pelusa en el ombligo sería conveniente que te tatúes allí una flor. De ese modo, las abejas retirarán la pelusa.
- A las mujeres no les conviene tatuarse rostros de hombres en sus pechos. En pocos años, aparecerán con las caras largas.
- Nunca hay que ir a tatuarse a un local que esté cerca de las vías del ferrocarril.
- Si sos gordita, ¿por qué no te tatuás un esqueleto de tamaño natural así te olvidás de las dietas?.
- Si sos varón, y con la finalidad de que las mujeres dietéticas no se te escapan, te vendría bien un cartelito escrito en el cuerpo y que hagan referencia a tus tatuajes: "Sin aditivos ni conservantes".
También he podido recopilar una serie de anécdotas referidas a los tatuajes:
- Una chica iba por la arena luciendo en su espalda la siguiente frase: "José, te quie je je je ro".Al interrogarla por el significado de tan extraña escritura, respondió: "Es que me dieron cosquillas mientras me estaban tatuando".
- En un campo nudista, una chica le comenta a otra: "¡Qué hermoso tatuaje!". "Salí, no ves que me senté sobre el Simulcop de mi hermanito".
- Una mujer le cuenta a otra: "Lo mío con Luis fue tan fugaz que no tuve ni tiempo de terminar de leerlo".
Antes de culminar con el tema, me gustaría narrarles un chiste vinculado, aunque no tanto, a los tatuajes. Un carpintero tiene su tallercito en el frente de la casa, pero como necesita mejorar sus ingresos, decide alquilar una piecita que tiene vacía en el fondo de la casa. Para ello, escribe un cartel para colocar en la puerta: "Se alquila la parte de atrás". Su esposa, descuidada, no lo advierte, se sienta encima cuando aún estaba fresco, y así sale a la calle. La gente se sonreía sin hacer comentarios, hasta que un caradura le dijo: "Sra. a mi me interesaría la parte de adelante" "Imposible, caballero. En la parte de adelante trabaja mi marido".
Y ahora sí, tanto hablar de los tatuajes y de ver gente tatuada, a mí me surgió un deseo irrefrenable de colocarme una K gigante en el pecho. Mi mamá me dijo que en ésta época sería peligroso porque hay muchos contras sueltos y con deseos de revancha. Pero yo le prometí que me iba a abstener de ir a la Rural y a los barrios chetos. Creo que me van a dejar.
PD: Si Fort se hubiera ilustrado por dentro tanto como por fuera, estaríamos en presencia de un intelectual. Pero él, que es un gran pensador, adhiere a la frase de Paul Valery: "lo más profundo es la piel".

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