martes, 12 de enero de 2010

Los Vendedores Ambulantes

En las playas hay varios tipos de vendedores ambulantes. De peor a mejor, así se los puede clasificar:
1° Los imbancables: son los que ofrecen su mercancía a alto volumen, cual si fueran los altoparlantes de la cancha que están de vacaciones. Encima, se acercan hasta donde está uno y te refriegan las bondades de su producto casi cara a cara. Y, lo que es peor, nunca te reconocen: son capaces de enfrentarte cinco o seis veces, durante una misma jornada, sin darse cuenta que: la primera vez, ni lo mirastes; la segunda, le hicistes que no con la cabeza; la tercera, le dijistes que no, sin mirarlo; la carta, le dijistes que no mirándolo fijamente a la cara ... y, en la última ocasión, lo mandastes a la reputamadre que lo parió.
Y no piensen que exagero. Ayer, por ejemplo, me anduvo rondando un heladero al que rechacé varias veces. A lo último, observo que a los pocos metros se reúne con el churrero, al que le comenta, mientras ambos dirigen su mirada hacia mí: "Creo que lo estoy convenciendo ... ya se niega con menos ganas".
Considero que, más que distinguirse por la virtud de la tenacidad que se precisa para cualquier empresa, éstos sujetos hacen gala de su terquedad, que vendría a ser la energía de los necios.
2° Los embaucadores:
Hay algunas personas que te venden mercancías tan caras que, pronto, en vez de adquirirlas, uno va a tener que alquilarlas. Seguramente han trabajado antes en alguna playa brasilera ... porque allí la vida es más carioca, digo. Les cuento un caso: un turista le pide una gaseosa, y el vendedor pretende cobrarle $ 20.- la latita. "¿Le hacés descuento a colegas?" -pregunta el sediento. "¿Por qué, ud también es vendedor?" "No, chorro ...¡hijo de mil putas!".
3°Los creativos:
Son aquellos vendedores que ni se te acercan, ni te gritan, ni te molestan. Se limitan a pregonar sus mercancías con comentarios simpáticos, tales como: "Vendo broches, alfileres y un montón de otras boludeces. Ayer estaban a $ 5.- la docena y hoy están ... al mismo precio. ¡Sin novedades, entonces, en la cotización de los broches!".
En definitiva, quien más quien menos, todos los vendedores son molestos. Y estoy seguro de que si viene una ola gigante y arrastra a varios de ellos, la gente, en vez de recurrir al bañero, van a gritar: "¡Otra! ¡Otra!".
PD: Para promocionar sus productos tantas horas bajo el rayo del sol y no sufrir sus consecuencias, ¿los vendedores se colocan bronceador en la lengua?

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